sábado, 10 de noviembre de 2007

Cumbre por la Amistad e Integración de los Pueblos Iberoamericanos


MANIFIESTO DE SANTIAGO

Reunidos en Santiago de Chile, los días 8 y 9 de noviembre de 2007, en el marco de la Cumbre por la amistad e integración de los pueblos iberoamericanos, los representantes de organizaciones sociales, políticas y culturales, de pueblos originarios, entidades académicas, artísticas y ciudadanos en general, hemos debatido, en un marco de pluralismo y respeto, las contradictorias realidades de nuestra región y concordado acciones que permitan avanzar hacia la democratización, unidad, soberanía y autodeterminación de nuestros pueblos y naciones.EL NUEVO PROTAGONISMO SOCIALConstatamos, esperanzados, el resurgimiento de un extendido protagonismo de los movimientos sociales, y fuerzas políticas progresistas cuyas luchas articuladas, cada vez más amplias y persistentes, han influido decisivamente en la elección –en diversos países– de gobernantes afines y sensibles al gran ideario de emancipación, unidad e integración latinoamericana, impulsando procesos de cambio en la región, que valoramos como un avance de gran proyección histórica.Ya podemos hablar de futuro y diseñar estrategias basadas en la solidaridad y la cooperación de nuestros pueblos, porque tenemos presente y evocamos, hoy, a líderes y movimientos que ayer derrocharon heroísmo y tenacidad inconmensurables. Lo decimos desde Chile, donde la codicia entró con la espada y la cruz para aplastar, después de 300 años, la resistencia ejemplar del pueblo mapuche; a 100 años de la masacre de trabajadores chilenos, peruanos, bolivianos, argentinos y españoles en la Escuela Santa María de Iquique. En este país, donde las empresas transnacionales activaron la maquinaria militar y financiera del imperio para derrocar al Presidente Constitucional Salvador Allende e impedir su proyecto de transformaciones sociales y de unidad latinoamericana; donde las bayonetas sirvieron a la plutocracia y al capital extranjero para entronizar un modelo neoliberal que se traduce en la extrema concentración de la riqueza, la exclusión social y política de las grandes mayorías, donde los poderes fácticos y el gran capital han pasado a controlar la política, los medios de comunicación y la institucionalidad.La nueva realidad política del continente y sus promisorias perspectivas reconoce una multiplicidad de vertientes sociales, culturales e ideológicas que adoptan originales métodos y estructuras, diversos lenguajes, formas de lucha y propuestas programáticas. En esa diversidad, antitesis del dogmatismo, sectarismo y hegemonismo, radica su fuerza y su legitimidad histórica.A partir de las demandas por la protección del eco sistema, la defensa de la tierra, los territorios y los derechos de los pueblos originarios, el rechazo a la expoliación y enajenación de nuestros recursos naturales, las reivindicaciones de los trabajadores, el rechazo a la expropiación de los ahorros previsionales, la denuncia de las bases militares estadounidenses en sectores estratégicos del continente, la defensa de los derechos humanos, el fortalecimiento del rol del Estado en los emprendimientos productivos y para garantizar el derecho ciudadano a la Salud, Educación y Vivienda, Trabajo y Previsión, contra la discriminación de la mujer y los adultos mayores, por los derechos de la juventud y otros sectores avasallados por las políticas neoliberales, los movimientos sociales avanzan hacia propuestas políticas unitarias ante los grandes problemas nacionales y contribuyen a levantar una nueva alternativa que permita a Latinoamérica y el Caribe intervenir con fuerza propia en los candentes problemas que afronta la humanidad.Por lo mismo es que rechazamos aquellas prácticas que buscan atomizar a las organizaciones sociales subordinándolas como insumo de políticas estatales funcionales que apuntan a perpetuar el modelo económico e institucional.Los movimientos sociales ya no se conforman con cambios cosméticos sino plantean un rechazo total al actual modelo de dominación económica, política y cultural que implica la comercialización de todos los ámbitos de la vida pública y personal y el ánimo de lucro como supremo valor de una sociedad que percibe a cada individuo como rival del otro. Lo anterior, en consonancia con la crítica que hacen los pueblos, a nivel mundial, a la globalización depredadora y a la guerra como solución a los problemas de la humanidad.Por su parte, las fuerzas políticas que buscan alternativas al sistema imperante, tienen el desafío de encontrar nuevas formas de interlocución y complementación con las luchas sociales, en el entendido que ambas esferas se retroalimentan y se necesitan.UNA INTEGRACIÓN DESDE LOS PUEBLOS Y PARA LOS PUEBLOSEntendemos la integración regional como un proceso de enriquecimiento mutuo, de potenciamiento de nuestras fortalezas, de nuestra capacidad de intercomunicación con el mundo, partiendo del reconocimiento del ser humano a cuyo bienestar y felicidad deben subordinarse todas las políticas públicas.En la forja del futuro de América Latina y el Caribe, podemos construir ciudadanía con lo mejor de cada pueblo y cultura que la compone. Su integración debe darse desde la misma base social, partiendo de las siguientes premisas esenciales:· La recuperación de los recursos naturales, mineros, hídricos, pesqueros, forestales y energéticos; la reforma agraria y la soberanía alimentaria como procesos que salvaguarden la participación y los intereses de los pueblos y naciones.· La integración energética en armonía con el medio ambiente.· Los acuerdos de integración económica deben poner el acento en las múltiples formas de economía solidaria, protegiendo el rol de la micro, pequeña y mediana empresa.· Este proceso admite múltiples modalidades institucionales en el ámbito sectorial y territorial, con diversos grados según la realidad de cada región. En tal sentido, apoyamos el surgimiento de instrumentos tales como el ALBA, Banco del Sur y otros, que son expresión de la voluntad integradora de nuestros pueblos.· La lucha democrática debe fortalecer los procesos constituyentes y la creación de una nueva institucionalidad que considere el rol protagónico del movimiento sindical, de los trabajadores de la ciudad y del campo, de los pueblos indígenas originarios y del conjunto de las fuerzas sociales. En ese contexto, saludamos la aprobación, por parte de las Naciones Unidas, de la Declaración Internacional sobre los derechos de los pueblos indígenas.· El desmantelamiento de los mecanismos de opresión que conjugan edad, clase, sexo, género y etnia.· La activa solidaridad con los pueblos y gobiernos que construyen caminos alternativos al capitalismo neoliberal. En este sentido, denunciamos al gobierno de Estados Unidos por su constante satanización y criminalización de las luchas sociales y sus actividades de agresión y hostigamiento a los gobiernos que adoptan el rumbo de la emancipación popular.· El respeto y reconocimiento a las culturas y autonomías de las comunidades originarias.· La resolución de los conflictos históricos entre las naciones, la reducción de los presupuestos bélicos, el desarme proporcional y progresivo en todos los países de la región para reorientar estos recursos a las necesidades de salud y educación.· El libre tránsito de las personas y sus derechos migratorios.Nuestros pueblos están en capacidad de unirse a pesar de la diversidad geográfica, étnica, cultural y política, para imaginar y construir otras soluciones para este único mundo. Sabemos que esta lucha se enfrenta a enemigos carentes de escrúpulos, cuya voracidad y hegemonismo han significado enormes tragedias para nuestros pueblos. Aún así, tenemos fe en la justicia de nuestros postulados y nos hacemos cargo de las grandes epopeyas que a lo largo de cinco siglos nos han permitido avanzar hacia la condición de pueblos dignos, sujetos de nuestra propia historia.
Enviado por: Lucio Cuenca

viernes, 26 de octubre de 2007

SOBRE LA VERACIDAD DE LAS CIFRAS DE LA CASEN

De: COMUNICACIONES FSP [mailto:comunicaciones@fundacionpobreza.cl]
Enviado el: Miércoles, 24 de Octubre de 2007 17:55
Asunto: SOBRE LA VERACIDAD DE LAS CIFRAS DE LA CASEN

24 de octubre 2007

Ante declaraciones hechas por dirigentes políticos, sobre los resultados de la pobreza de la CASEN, la Fundación para la Superación de la Pobreza considera que es su responsabilidad señalar lo siguiente:
  • La medición de la pobreza por ingresos es una de las estrategias más difundidas para evaluar el desarrollo social alcanzado por los países y existen diversas maneras de cuantificar la pobreza por ingreso. Cada una de éstas da resultados diferentes. No se trata de que unas sean falsas y otras verdaderas. Incluso, los especialistas enfatizan en la complementariedad entre estos distintos tipos de medición, más que en la sustitución o competencia de unos sobre otros. Todos contribuyen a develar ámbitos específicos de la realidad de la pobreza.
  • Con todo, el método vigente tiene ciertas especificidades que sugieren su actualización periódica. Los cambios sociodemográficos, sumados a los procesos de modernización y globalización, han provocado transformaciones tanto en las necesidades como en sus satisfactores básicos.
Este tema ha sido planteado por la Fundación para la Superación de la Pobreza desde la publicación del Informe de Mínimos Sociales (1999), donde se propone actualizar la medición de insuficiencia de ingresos. En el año 2005, la institución publicó “Umbrales Sociales 2006” que contenía un capítulo completo dedicado a la actualización de la línea de pobreza. Dicha propuesta fue entregada a los cuatro candidatos a la Presidencia de República (de la época), y fue acogida favorablemente sin excepción. Con ese acto la FSP buscó ganar voluntades para establecer un nuevo mínimo de ingresos en el país, por debajo del cual, ningún chileno o chilena debiera vivir.
Sobre los criterios y ensayos de actualización que la FSP impulsó, cabe manifestar lo siguiente:
  • Existen muchas formas de realizar la actualización de satisfactores de la Canasta que mide Pobreza por ingresos. El ejercicio realizado por la Fundación representa una alternativa posible (la cual no coincide completamente con la metodología oficial). Es menester advertir que este trabajo debe asumir novedades metodológicas que desde 1990 a la fecha se han elaborado sobre este método de medición: falta, por ejemplo, analizar las economías de escala y la actualización de los factores del mundo rural y regional.
  • El propósito del trabajo de la Fundación ha sido contribuir al debate. No se entregaron nuevas estimaciones de pobreza, evitando que el tema fuera tratado sin un diálogo que permita un acuerdo técnico-político sobre un indicador de tanta relevancia para el desarrollo del país.
  • La Fundación ha recomendado que éstos y otros desafíos técnicos fuesen discutidos en el marco de un Comité País liderado por Mideplan y asesorado por CEPAL, donde además se invitara a participar a entidades públicas, instituciones académicas y representantes de la sociedad civil, para que - de forma conjunta - asesoraran y entregaran la mayor legitimidad al nuevo indicador.
La Fundación ha recomendado que éstos y otros desafíos técnicos fuesen discutidos en el marco de un Comité País liderado por Mideplan y asesorado por CEPAL, donde además se invitara a participar a entidades públicas, instituciones académicas y representantes de la sociedad civil, para que - de forma conjunta - asesoraran y entregaran la mayor legitimidad al nuevo indicador.
Así, nos parece adecuado que el tema (la necesidad de actualizar la CSNB) se haya instalado en el país y que se busquen fórmulas para acometer con éxito sus desafíos técnicos y políticos. En esa dirección, hace algunas semanas atrás la Ministra Clarisa Hardy comprometió la actualización de la CSNB a partir de los datos que proporcionará la VI Encuesta de Presupuestos Familiares. De este modo la próxima CASEN entregaría datos de pobreza a partir de patrones representativos del consumo de los chilenos. Esperamos que esta agenda de trabajo se cumpla a cabalidad..

Rodrigo Jordan
Pdte. Fundación Superación de la Pobreza
Santiago, 23 de Octubre de 2007

miércoles, 8 de agosto de 2007

Concurso de Becas 2007 "Producción de pobreza en América Latina y el Caribe"

Programa CLACSO-CROP de Estudios sobre Pobreza
Objetivo.
La presente convocatoria apunta a seleccionar propuestas de investigación que aborden la problemática de la producción / repro ducción de pobreza desde una perspectiva multidisciplinaria. El concurso está abierto para investigadores de toda la región y se promueve, particularmente, la participación de cientistas sociales centroamericanos y caribeños. (ver convocatoria ampliada)
Becas.
Se adjudicarán hasta un máximo de doce (12) becas a investigadores/as jóvenes (no mayores de 35 años) y hasta tres (3) bec as a investigadores/as de nivel superior de América Latina y el Cari be para facilitar la realización de un trabajo de investigació ;n por un período de 10 meses.
Montos.
Se otorgarán US$ 5.000 en la categoría jóvenes y US $ 10.000 en la de nivel superior. Las becas sólo serán adjudicadas a nuevos proyectos individuales susceptibles de ser terminados en el plazo arriba mencionado. Cada investigador/a sólo podrá participar con una propuesta en cada concurso de este Programa.
Cierre de inscripción.
El plazo para la recepción de las solicitudes en la sede de la Secretaría Ejecutiva de CLACSO vence indefectiblemente el viernes 19 de o ctubre. El Jurado Internacional se reunirá en el mes de noviembre para evaluar las presentaciones y el dictamen final será dado a conocer ese mismo mes. Quedamos, como siempre, a vuestra disposición.
Saludos cordiales.
Programa CLACSO-CROP de estudios sobre pobreza en América Latina y el Caribe
Consejo Latino americano de Ciencias Sociales - CLACSO
Av. Callao 875 , 3er. Piso CP C1023AAB, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina.
Tel.: (54-11) 4814-2301/4811-6588Fax: (54-11) 4 812-8459.

viernes, 23 de marzo de 2007

Marco metodológico del Estudio sobre Identidad y Pobreza en el sector de Pedro de Valdivia, Temuco.

CAPÍTULO 3.- DISEÑO METODOLÓGICO PARA LA INVESTIGACIÓN (documento de trabajo)*.
Francisco J. Cabellos M.**
Pamela A. Luna B.***

Tipo/nivel de investigación

Se ha considerado un marco exploratorio de investigación ya que no existen antecedentes previos relevantes sobre estudios enfocados desde la perspectiva de las Nuevas Identidades Colectivas - como la Identidad Glocal propuesta en este estudio - en contextos pobres de la región de la Araucanía o la ciudad de Temuco. Como se ha establecido en el planteamiento del problema, la región se ha mantenido en forma consistente como la más pobre del país, habiendo modificacado sus índices en magnitudes significativamente menores que las demas regiones, demostrando con ello la ineficacia de las políticas y programas implementados. Como alternativa que ilumine la discusión e ideación de la política y programática para abordar la pobreza se propone un tipo de Nueva Identidad Colectiva. Esta nueva forma de entender la identidad reconoce los profundos cambios sociales, culturales, económicos y psicosociales acaecidos en los ultimos 30 años en la sociedad chilena y regional, y restablece la preminencia de distinciones socioculturales y psicosociales por sobre distinciones económica y sociológicamente estructurales. En esta cualidad radica su capacidad de alternativa ya que se aparta del abordaje socioeconómico, estructural y cuantitativo de la discusión e intervención en pobreza.
La relevancia que ha recuperado el concepto de Identidad luego de cierto descrédito por su tradicional concepción monolítica, escencialista y estática, se debe a que se ha reconceptualizado como una instancia discursiva, de naturaleza simbólica, construida en un marco de relacione sociales, multiples, simultanes y discontinuas. Esto es lo que puede observarse en los estudios sobre nuevos movimientos sociales en los que identidades étnicas, sexuales, gremiales, juveniles, territoriales, etc., emergidas en el contrexto del nuevo orden global, son visibilizadas y coherentemente conceptualizadas gracias a estas nuevas perspectivas sobre la naturaleza de la identidad. En el contexto nacional puede refereirse al estudio “Chile: Identidad e Identidades”, desarrollado desde 2003 hasta 2005 por Bengoa y del cual ha sido editado un número completo de la revista Proposiciones, el último, nº 35, de Marzo de 2006. Desde una perspectiva emparentada conceptualmente con la sostenida en este estudio se ha desarrollado investigaciones relativas a Identidades Urbanas, Identidades Regionales, Identidades Juveniles e Identidades Étnicas a lo largo de todo el país.
En todos estos estudios se entiende de forma transversal la identidad en base a ciertos rasgos: no es estática, sino dinámica; y avanza a partir de choques, fragmentos y retazos que van siendo incorporados en otros sistemas mediante el uso del discurso y la acción. A partir de la constatación de la fragmentación propia del orden social global y su necesidad inevitable surge el concepto actual de Identidad, interfase discursiva que integra partes, articula fragmentos, organiza sentido en lo complejo (Bengoa, 2006).

Diseño

En términos operativos, atendidas las cualidades antes especificadas para la variable Identidad, se ha considerado pertinente un diseño cualitativo / comprensivo. Las diferencias propias de este paradigma con relación al que sustenta diseños cuantitativos - como las descritas en el cuadro siguiente (Pedone, 2000) – justifican esta desición.

Dualismos identificados entre métodos cualitativos y cuantitativos por Hammersley

Métodos Cualitativos Métodos Cuantitativos
Datos cualitativos Datos cuantitativos
Escenarios naturales Escenarios experimentales
Búsqueda de conocimiento Identificación de comportamiento
Rechazo a la ciencia natural Adopción de la ciencia natural
Aproximaciones inductivas Aproximaciones deductivas
Identificación de patrones culturales Consecución de leyes científicas
Perspectiva idealista Perspectiva realista
Entrevistas cualitativas Mediciones cuantitativas (cuestionarios)
Muestra de tamaño pequeño Muestra de tamaño amplio
Entrevistas extensas Mediciones pequeñas
Muestreos no-aleatorios
Muestreo aleatorio

Fuente: Winchester, H. (1996), p. 119.

Tanto datos relativos a Identidad como a Pobreza son eminentemente discontinuos, nominales, de naturaleza discursiva, producidos sólo en contextos naturales, nunca en escenarios controlados o experimentales, por lo tanto emergentes, nunca predecibles, producto de una busqueda y no de una corroboración, para cuya producción y análisis no resultan instrumentales los métodos y técnicas de la ciencia natural, fundamentalmente cuantitativa y positiva, requiriendose de coberturas poblacional y territorialmente pequeñas y deliveradamente direccionadas, a partir de las cuales pueda implementarse proceso extensivos de análisis. Todas estas cualidades corresponden en forma significtivamente más coherente con diseños cualitativos que con diseños cuantitativos, los que poseen cualidades definitivamente incompatibles con los propósitos del estudio tanto como con la naturaleza de las variables involucradas en él.
Más aun, un estudio sobre Identidad y pobreza como el presente corresponde ampliamente con lo que ontológicamente constituye a los métodos cualitativos, dentro de lo que se cuenta como objeto de estudio una realidad que comprende, según Valdés (2006), aspectos como los siguientes:
1. La vida diaria, con su complejidad e incertidumbre, ocurre en contextos que son naturales, es decir, tomados tal y como se encuentran, más que reconstruidos o modificados por el investigador, en los que los seres humanos se implican e interesan, evalúan y experimentan directamente (LeCompte, 1995). Ese ambiente natural, más que un escenario o telón de fondo, es un producto directo y cambiante de la interacción social (Dos Santos Filho, 1995).
2. Esa vida humana, como objeto de conocimiento, supone un componente objetivo (contexto natural) y otro subjetivo (significados atribuidos por los actores). Mas, lejos de tratarse de dos componentes diferentes, ambos se imbrican profundamente entre sí, al punto de no poderse separar ni siquiera para efectos metodológicos. El ser humano concreto viene a ser una síntesis de la sociedad (Ferrarotti, 1983). Esa sociedad (tradiciones, roles, valores, normas) es internalizada por el ser humano e integrada en estructuras de razonamiento, normas, valores, que todos asumen como algo connatural que se manifiesta en el comportamiento (Pérez Serrano, 1998).
3. La vida humana no es sólo lo que es ahora, sino lo que podría ser en el futuro, el proyecto, lo dado dándose (Zemelman, 1989; 1992). Los humanos, como seres hablantes, son constructores de mundos imaginarios y simbólicos, no sólo con lo actual, sino con lo virtual, lo posible (Ibáñez, cit. por Valles, 1997). En este sentido, los sujetos pueden comprenderse como sujetos y autores (Dos Santos Filho, 1995).
4. La vida humana es lenguaje, en el sentido de que se articula a través del diálogo. Esto implica reconocimiento y aceptación del otro, una comunicación horizontal, en igualdad de condiciones. La realidad supone la interpretación que dan de los actores de los procesos sociales (Elliott, 1990), de modo que para desentrañar esa realidad hay que comprender en profundidad los grupos humanos desde sus actores (Goetz y LeCompte, 1988).
5. La vida humana es un proceso de transformación permanente, por medio de la acción negociada de los seres humanos. La realidad es socialmente construida por medio de definiciones individuales y colectivas de la situación (Taylor y Bogdan, 1990), articulándose bajo un sistema compartido de significados (Rusque, 1999).
6. La aceptación de la verdad como subjetiva y relativa, el reconocimiento de los cambios y la aceptación de la teoría del conflicto (Dos Santos Filho, 1995).
En síntesis, tal como señala Dávila (1994) “a diferencia del diseño cuantitativo (en el que las hipótesis iniciales y arbitrarias marcan su desarrollo-siempre secuencial-) en el cualitativo…el mundo simbólico capturado mediante discursos no se circunscribe en modo alguno a premisas previamente formalizadas para su ulterior verificación…todo se encuentra [determinado] por el objetivo final; son los objetivos los que marcan el proceso de investigación cualitativa, dado que ceñirse a hipótesis previas no haría sino constreñir el propio análisis. En la investigación cualitativa se pretende la determinación dialéctica del sentido, mediante la operación de desentrañar significados siempre en relación con los objetivos delimitados” (pp. 77).
El diseño cualitativo a diferencia del cuantitativo es abierto en lo que concierne a la selección de participantes – actuantes en la producción del contexto situacional así como en lo que concierne a la interpretación y análisis - ya que tanto el análisis como la interpretación se conjugan en el investigador, que es quien integra lo que se dice y quien lo dice. Refiriendo a Ibáñez, Dávila (1995) señala el hecho que “en la investigación cualitativa el investigador es el lugar donde la información se convierte en significación y en sentido, dado que la unidad del proceso de investigación, en última instancia, no está ni en la teoría ni en la técnica – ni en la articulación de ambas – sino en el investigador mismo” (pp. 77). En el caso de diseños cuantitativos, su carácter cerrado deriva de la medida en que su rutinización es parte de su apuesta formal. Tal como plantea Dávila (1995), por ello su exigente protocolización y su pretensión de ser reproducible en todos los extremos. “Su modelo es algorítmico, pues admite que la existencia de una serie de instrucciones no equívocas susceptibles de ser formuladas, transmitidas y seguidas correctamente – serie a la que se le denomina algoritmo – permite la reproducción exacta de una experiencia, por lo que forma parte esencial de sus actividades el control de todo aquello que el algoritmo contiene en previsión de que el proceso referido funcione mal” (pp. 77).
En términos operativos, plantea Valdez (2006), la investigación cualitativa desarrolla sus procedimientos atendiendo a los siguientes aspectos:
1. Extraen descripciones a partir de observaciones que adoptan la forma de entrevistas, narraciones, notas de campo, grabaciones, transcripciones de audio y vídeo cassettes, registros escritos de todo tipo, fotografías o películas y artefactos (LeCompte, 1995). Produce datos descriptivos, a partir de las propias palabras de las personas, habladas o escritas, y la conducta observable (Taylor y Bogdan, 1990).
2. Le interesa más lo real, que lo abstracto; lo global y concreto, más que lo disgregado y cuantificado (LeCompte, 1995).
3. El proceso es fundamentalmente inductivo, en el sentido de que va de los datos a la teorización, por medio de técnicas de codificación y categorización, empleando la lógica inclusiva, formal o dialéctica (Glasser y Strauss, 1967; Strauss y Corbin, 1994; Strauss y Corbin, 1998).
4. El investigador cumple a la vez los roles de observador y participante (Rusque, 1999).
5. El proceso es abierto y flexible, porque se mueve en la ambigüedad, en la incertidumbre (Strauss y Corbin, 1998).
6. Implica comprensión mediante la experiencia, la interpretación como método prevaleciente, el trato holístico de los fenómenos, la construcción de conocimientos (Stake, 1999).

Técnicas

Como planteara Beltrán (1990), a propósito del estatus ontológico y metodológico antes reseñado, la renuncia a la ilusión de la transparencia del lenguaje constituye el objeto de la investigación social, en el contexto de una comprensión de éste como instrumento. En este sentido, “la negación al lenguaje de su condición de dado, su cuestionamiento, implica una ruptura epistemológica que constituye el método cualitativo. [Citando a Ibañez señala que] así como la ruptura estadística intenta ir a las cosas mismas, a los hechos desnudos, traspasando la ideología que la cosa traía, la ruptura lingüística descontruye la noción ideológica para reconstruir con sus fragmentos un concepto científico (la ideología es su materia prima, la materia sobre la que trabaja: y que des construye para re construir una ciencia). De esta forma el propio discurso se constituye en el objeto privilegiado de la investigación: el lenguaje no es sólo un instrumento para investigar la sociedad, sino el objeto propio del estudio; pues, al fin y al cabo, el lenguaje es lo que constituye o al menos es coextensivo con ella en el espacio y en el tiempo” (pp.39-40).

Grupo de Discusión

De acuerdo con Canales y Peinado (1995), en el paradigma de la investigación cualitativa se reconoce que toda práctica social necesita del discurso, de una organización particular de sentido, el cual, a su vez, ha de desconocerse a si mismo como práctica. En este marco uno de los médios mas característico es el llamado “Grupo de Discusión”, definido por Ibañez, según Beltrán (1990), como una “confesión colectiva” que deja inmediatamente de serlo o parecerlo, ya que el sujeto del enunciado deja de ser el sujeto de enunciación.
El grupo de discusión desconstruye los componentes semánticos de producciones discursivas concretas, recogidas mediante la técnica, para mostrar su estructura (Canales y Peinado, 1995). “Ésta [la estructura] no equivale nunca a la producción semántica conciente (las hablas individuales de los participantes en los grupos, las opiniones; a estas realizaciones concretas de un discurso las denominaremos textos). [Más aún,] la estructura de una producción lingüística cualquiera – lo que denominaremos simplemente discurso, que vendría a equivaler, por tanto, a discurso social – muestra un campo semántico que define qué elementos son incluidos como pertinentes y sus relaciones recíprocas, de carácter siempre jerárquico o hipotáctico; y, por oposición, como en toda estructura, que elementos excluye, que relaciones no acepta” (pp. 288). En consideración de estas características, el trabajo de análisis no supone la mera aceptación acrítica de los enunciados de un observador interno; por el contrario, el análisis del discurso requiere la confrontación previa de varios observadores internos, entre sí, y de estos con el observador externo, quien vendría a realizar una reducción crítica de los contenidos emic[1] presentes en la producción discursiva del grupo de discusión (Canales y Peinado, 1995).
Para Ibañéz (en Beltrán, 1990) en el grupo de dicusión se dan dos niveles de discurso: uno primero o empírico, en el que el grupo se manifiesta, y otro segundo o teórico, que habla del discurso de primer nivel y que permite interpretarlo o analizarlo. “La interpretación es una lectura: tiende a decifrar lo que la realidad dice – como si la realidad hablara -. El análisis es una escritura: desconstruye el discurso (ideología) de la realidad, reconstruyendo con sus piezas otro discurso” (pp.40). La discusión que se produce en el grupo con motivo de la provocación o acicate del investigador convierte en objeto de conocimiento la ideología del grupo de una forma peculiar: así como la encuesta – expresión de los principios del paradigma cuantitativo - no traspasa el contenido de la conciencia, el grupo de discusión explora el inconciente (Ibañez, en Beltrán, 1990).
En lo operativo, plantea Ibañez (1990), el proceso de investigación está regulado por la estrategia del sujeto de la investigación, la que no deja de operar en todo el proceso, estableciendo la investigación como un proceso de encuentro, en el que se promueve la exposición de los hablantes y su ideología a través de sus discursos, para lo que es necesario regular la libertad del investigador estableciendo ciertas fronteras espacio temporales.
En términos espaciales sólo puede reunir a un número de participantes de entre 5 y 10 ya que el número de canales de comunicación crecen a razón geométrica frente a un incremento aritmético de participantes: el límite superior está dado en base a consideraciones cuantitativas; cuando hay 10 personas existen cuarenta y cinco canales potencialmente activables, los que resultan exesivos si funcionaran al mismo tiempo. El límite inferior en tanto, está dado en base a consideraciones cualitativas; cuando existen 4 personas se arriesga la representación edípica del nucleo social primario compuesto por padre, madre e hijo(a), al que se suma el tio(a) como “embrague” con el macrogrupo. Para saturar todas las relaciones es preciso un grupo de al menos 4, en el que se actue con máxima tensión, todos participando todo el tiempo; con 5 hay ya redundancia (Ibañez, 1990).
En términos temporales, el grupo no puede existir antes ni después, durando no más de 90 minutos. El tiempo de la discusión ha de cubrir la intersección de los segmentos de ocio de los participantes, por eso su limitación. Especial dificultad presenta la puntuación del comienzo y el final. El comienzo viene puntuado por la convocatoria, que delimita el aquí y el ahora del comienzo. El final podría ser puntuado por el preceptor o por el grupo, lo que resulta conflictivo ya que en la medida que es puntuado por el preceptor supone que el consenso del grupo depende del acuerdo de éste, en tanto que de ser puntuado por el grupo supone que el consenso depende del acuerdo entre sus integrantes, lo que puede tomar un tiempo indeterminado. Atendidas estas implicaciones resulta operativo y metodologicamente eficaz informar al principio de la duración aproximada del grupo para evitar descanzar la puntuación de inicio y final en el grupo o el preceptor. Además, en esta medida tambien se precipita en el grupo la urgencia del concenso (Ibañez, 1990).
El preceptor, que domina el grupo en tanto asigna espacio y delimita tiempo, lo performa en la medida que lo organiza y ubica en el espacio. Así, el grupo toma cuerpo, de acuerdo a Ibañez (1990), en dos formas: biológicamente, ya que el grupo es un cuerpo de cuerpos, para formar un grupo hay que seleccionar los cuerpos de los aprticipantes y fundirlos parcialmente, sincronizarlos biosocialmente; y ecológicamente, ya que se forma en un territorio, un espacio en el que se produce la sincronización biosocial, el que no es conquistado por el grupo sino que asignado (mientras dura el trabajo).
Los participantes, en tanto, son seleccionados en base a dos operaciones: determinación algebraica y contacto concreto mediante redes topológicas.
La determinación algebraica implica restablecer, por un lado, las clases de participantes a considerar y su distribución en grupos. Con relación a los participantes lo que se propicia es una muestra estructural, basada en relaciones y no en elementos, como las muestras distributivas, centradas en la continuidad de y entre términos; por el contrario, una muestra estructural se centra en las discontinuidades, vacios, huecos o límites espaciales (zonas polarizadas, extremos y frentes) y temporales (fases de transición, crísis o cambio). Por otro lado, los grupos también poseen fronteras internas y externas, las que pueden ser más o menos porosas y pueden flutuar entre relaciones de inclusión - en lo que lo común es lo vinculante y ya se encuentra comunicado, implícito - y relaciones de exclusión - en lo que nada es común ni se encuentra comunicado, se encuentra implícito -. Sólo hay comunicación en una instancia de intersección: hay elementos comunes, que facilitan la identificación, y hay elementos no comunes, que activan la comunicación. En nuestra sociedad hay relaciones de exclusión que a nivel micro se representan en las relaciones padre / hijo, lo que ejemplifica la restricción de integrar en un mismo grupo personas generacionalmente muy distantes. Asimismo, a nivel macro se representan en las relaciones propietario / proletario, lo que ejemplifica la restricción de integrar en un mismo grupo personas sociocultural y económicamente muy distantes (Ibañez, 1990).
El contacto topológico, la otra operación involucrada en la selección de participantes, cuya función es traer los participantes al grupo, implica la utilización de redes de relaciones, de comunicación. Estas redes pueden ser naturales o artificiales, construidas por el proceso de investigación, y contener relaciones asimétricas o simétricas – coherentes o no con el orden instituido -. La encuesta, ícono de los métodos cuantitativos, como la policia, abre sus propias redes irrumpiendo en la intimidad en el momento y por el camino más inesperados, en tanto que el grupo de discusión utiliza redes preexistentes (familiares, vecinales, laborales, etc.). Esta maniobra abre las propias redes de los sujetos y permite revelar el poder detentado y ocultado ante otro, en este caso el preceptor / investigador. Los participantes deben creer que juegan en su propio terreno no en el del preceptor / investigador (Ibañez, 1990). En este sentido, dos condiciones resultan instrumentales a la gestión de esta operación: que los participantes no estén ligados de ninguna forma ni con el preceptor ni entre sí y que la red se rompa por la introducción, mediación, de un profesional entre los participantes y el preceptor – que generalmente es el que selecciona y convoca a los sujetos –. De esta forma, como plantea Ibañez (1990), se rompen los flujos de deuda sin lo cual los participantes estarían ligados al preceptor.
Un último aspecto a considerar es el carácter de la activación de esta red topológica. Cuando se hace por parte de sujetos con ascendencia o gradientes de poder superiores a los convocados se establece una red asimétrica, que tiende a establecer cierto orden pre establecido a la dinámica del grupo, como cuando ocurre que quien convoca a los trabajadores, por ejemplo, es el jefe. Asimismo, cuando la convocatoria se hace por parte de un igual para abordar temas del orden establecido se constituye una red simétrica, más o menos neutral, como cuando ocurre que un vecino convoca a pares para hablar de participación política. Cuando la activación de la red se produce por convocatoria entre iguales pero para asuntos no coherentes con el orden establecido para organizar la dinámica cotidiana de éstos se constituye una red simétrica, pero con tendencia a producir desorden en el grupo. Consideradas todas estas posibilidades cualquier contenido vale, pero hay que tener en cuenta el efecto producido en la red (Ibañez, 1990).
Otro asunto operativo se relaciona con el territorio asignado al grupo para constituirse, el que tiene un valor ecológico y otro semiológico. En el primer sentido, el lugar de reunión es, en términos de Ibañez (1990), un símbolo uterino: el grupo desea, en lo imaginario, un recinto cerrado hacia fuera – discontinuo con el exterior – y abierto hacia el interior – continuo por el interior -. Así puede desplegar sus fantasias de regreso a la madre y borrar las diferencias entre los miembros, cada uno sería identico a sí mismo – no cambia – e idéntico a otro – es permutable con él -. En el sentido semiológico, los locales donde se puede reunir un grupo tienen una marca social que los valora positiva o negativamente. En la medida que los lugares son de uso mas general y libre para toda clase de sujetos, como bares, hoteles, estadios, parques, etc., mas neutro es su impacto semiológico.
Una vez constituido el grupo el investigador o “preceptor” propone la cuestión a discutir, absteniéndose después de toda intervención, salvo las estrictamente necesarias para catalizar o direccionar la discusión, proceso que es registrado en variados medios para su análisis posterior (Beltrán, 1990).
Aspectos relevantes del proceso, que en el plano discursivo y al introducir la dimensión temporal se hace histórico, lo constituyen el escenario – personajes (preceptor, miembros del grupo y el propio grupo) y relaciones – y la escena – actuación de esos personajes en la “obra” -. En este marco, las relaciones entre preceptor y miembros fluctuan entre la transferencia[2] de uno hacia otro. En el grupo de discusión la transferencia no se reabsorbe, transita de transferencia al preceptor a transferencia al grupo. El preceptor no deja su rol pues le mantiene como preceptor. Al comienzo de la reunión se suele dar transferencia al preceptor; el silencio de éste gatilla la interpelación del grupo, hecho que demuestra su dependencia inicial. Transcurrida la discusión la transferencia migra hacia el grupo: en vez de buscar el acuerdo del preceptor, del otro, los miembros lo buscan en el grupo, tratan de ponerse de acuerdo entre ellos (Ibañez, 1990). Cabe señalar, sin embargo, que la fusión de grupo nunca se alcanza ya que esto implicaría que el grupo tomara la palabra, lo que no ocurre porque el grupo de discusión es efímero y es objeto, tanto como tambien por la coexistencia en ese marco de una comunicación dual y circular: cada uno intenta que el consenso del grupo refleje su posición individual, sirviendo la comunicación a un juego de dominación.
Como plantea Ibañez (1990) en este escenario actuan los personajes. El precpetor lo hace personal o mediadamente (filmadoras, salas de visión unidireccional, etc) y considera luego de la provocación inicial, que implica un componente racional o tema y uno emocional o motivación, un constante manejo de la transferencia / contratransferencia: desde el precpetor entra a la sala se produce una tupida red de complicidades con él y enfrentamientos con él, y mediante el manejo de esa red maneja el deseo de los miembros del grupo; el preceptor no participa en la discusión, trabaja sobre ella catalizando el discurso del grupo. Sin embrago esto plantea el problema de la posición del discurso del preceptor, el que generalmente puede tomar un valor represivo cuando corrige, desaprueba o contra argumenta a un miembro; o un valor “cómplice”, cuando aciente, afirma, aprueba, sonrrie amistosamente, etc,; o como pantalla, cuando sólo esta a la escucha sin juzgar ni comportarse en forma expresiva ante las alocusiones de los miembros. Esta última sería la posición correcta: una pantalla refleja y refracta, en este caso el discurso del grupo. Por estas razones es correcto que el preceptor intervenga de dos modos: reformulando, devolviendo al grupo el deseo manifestado con las mismas palabras, tonos y gestos; o interpretando, devolviendo al grupo el deseo latente tras el manifiesto.

Entrevistas con Enfoque Biográfico

Como entrevista se ha considerado desde instrumentos de investigación estructurados como las encuestas de actitud u opinión y los cuestionarios hasta instrumentos abiertos o no estructurados con forma de conversación emergente. Como plantea Taylor y Bogdan (1996) puede que a los encuestados/entrevistados se les pida que ubiquen sus sentimientos a lo largo de una escala, que seleccionen las respuestas más apropiadas a un conjunto pre seleccionado de preguntas o incluso responder con sus propias palabras a preguntas abiertas. No obstante poseer diferencias sustanciales una y otra técnica, lo característico de todas ellas es su carácter estructurado, estandarizado: el investigador tiene las preguntas y el sujeto de la investigación las respuestas. En contraste con la entrevista estructurada, estandarizada, las entrevistas cualitativas son flexibles y dinámicas; han sido descritas como no directivas, no estructuradas, no estandarizadas y abiertas (Taylor y Bogdan, 1996). Para referirse a este método de investigación cualitativa - distinto de los métodos estructurados o estandarizados - se ha usado el concepto de “entrevista en profundidad”, el cual describe un proceso de “reiterados encuentros cara a cara entre el investigador y los informantes, encuentros estos dirigidos hacia la comprensión de las perspectivas que tienen los informantes respecto de sus vidas, experiencias y situaciones, tal como lo expresan con sus mismas palabras. Las entrevistas en profundidad siguen el modelo de una conversación entre iguales y no de un intercambio formal de preguntas y respuestas…el propio investigador es el instrumento de la investigación, y no lo es un protocolo o formulario de entrevista” (pp. 101).
Sin embargo - y valorando las cualidades de la entrevista abierta, no estructurada, en profundidad – se ha optado por lo que Ortí (1990) denomina – sin contradecir las cualidades fundamentales de la entrevista abierta o en profundidad – Entrevista Individual Abierta Semidirectiva, ya que considera la influencia o efecto de conducción que ejerce el entrevistador o investigador para quien la información adquiere sentido y relevancia según unos objetivos de estudio. Esta cualidad es la que legitima abordar un proceso de este tipo con un marco o guión general de temas y preguntas, artefacto ineficaz en el caso de las entrevistas verdaderamente abiertas. En este sentido la entrevista no es el medio o receptáculo del habla libre y espontanea del entrevistado sino que un espacio de negociación y encuentro de éste con el investigador y sus intereses de investigación.
Aun cuando en comparación con los grupos de discusión la entrevista resulta menos eficaz en tanto técnica estructural, se ha mostrado productiva cuando se usa para el estudio de casos típicos o extremos, como los casos pobres y no pobres del presente estudio, en la que la actitud de ciertos individuos encarna el modelo ideal de una determinada actitud mucho menos cristalizada en la “media” del grupo de referencia. Asimismo, la mayor pertinencia de esta técnica está dada por la potencialidad proyectiva para relevar las relaciones con los modelos culturales de personalidad, reflejados en el otro generalizado o superego institucionalizado en la clase social de referencia (Ortí, 1990). “en este sentido, la entrevista individual en profundidad puede dar lugar a una relación de complicidad (fraternal) entre el entrevistado y el entrevistador, que refleja presisamente el trabajo represivo del superego social dominante (las pautas culturales vigentes, impuestas por la propia casa, conformadoras del ideal del yo del entrevistado)” (pp.197).
Taylor y Bogdan (1996) diferencian tres tipos de entrevistas: historia de vida o biografía sociológica, entrevista en profundidad dirigidas al aprendizaje sobre acontecimientos y actividades que no se pueden observar directamente, y entrevistas cualitativas orientadas a conformar un cuadro amplio de una gama de escenarios, situaciones o personas.
La Historia de Vida es una técnica desarrollada inicialmente por la Escuela de Chicago entre 1920 y 1940, y a travéz de ella el investigador busca conocer experiencias destacadas de la vida de una persona y las definiciones que esa persona aplica a tales experiencias. Como señala Burgess (1966, en Taylor y Bogdan, 1996), “en la historia de vida se revela como de ninguna otra manera la vida interior de la persona, sus luchas morales, sus éxitos y fracasos en el esfuerzo por realizar sus destino en un mundo que con demasiada frecuencia no coincide con ella en sus esperanzas e ideales” (pp. 102).
Esta definición corresponde con los propósitos del presente estudio y su tema, identidad y pobreza. Sin embargo, y considerando el paradigma cualitativo en el que - como se ha planteado el párrafo introductorio de las técnicas tanto como en el acápite diseño – se renuncia a la consideración del lenguaje y el discurso como formación dada y objetiva y a la aspiración de conocer “la verdad”, se verifica una contradicción en esta concepción clásica de historia de vida. Esta contradicción se plantea cuando Beker (1966, en Taylor y Bogdan, 1996) señala que “el sociólogo que recoge una historia de vida da pasos para segurar que lla cubra todo lo que queremos saber, que ningún factor o acontecimiento importante sea descuidad, que lo que pretende ser fáctico concuerde con las pruebas de que se dispone y que las interpretaciones del sujeto sean aportadas honestamente. El sociólogo…trata de hacer que la historia narrada tenga que ver con materias que son objeto de registro oficial y con material proporcionado por otras personas que conocen al individuo, el acontecimiento o el lugar que nos es decripto. Hace que el juego sea honesto con nosotros” (pp. 103). En esta serie de afirmaciones queda claro el sesgo objetivista y voluntaristamente orientado a verificar lo “verdadero” mediante la implementación de una serie de estrategias y acciones, desconociendo la naturaleza discursiva de la historia de vida, nivel o ámbito en que distinciones entre lo verdadero y lo falso, entre lo real y lo irreal estan absolutamente superadas en los desarrollo modernos de esta técnica.
Una primera cuestión que valida la inconsistencia indicada es el hecho que, como plantea Sarabia (1990), refiriendo a Allport, existen tres criterios para clasificar las historias de vida: “Total”, que comprende desde el momento en que se está confeccionando la historia de vida hasta el recuerdo más antiguo del sujeto, se trabaja con toda la vida del sujeto; “Temática”, que comprende sólo un determinado tema, pero en su incidencia a lo largo de la vida del sujeto; y “Preparada”, en la que la historia recogida es cortada, “editada”, por el investigador para darle u formato mas manejable y afín con criterios de edición para publicación. Esta sola diferenciación plantea el carácter relativo de la forma que adquiere la historia de vida y, en esa medida, también de la supuesta objetividad requerida para su validez. En el caso de los últimos dos tipos de historias de vida es el editor el que “recorta” la “realidad” o “verdad”, para fines editoriales o para fines de investigación, restringiendo en ambos casos la totalidad de la información o experiencia relativa a la vida de un sujeto.
Para resolver esta inconsistencia se ha introducido la diferencia entre historia de vida - a la que se le respeta las prescripciones que anotamos antes como inconsistentes con el paradigma cualitativo - e historia oral o relatos de vida, a la que se le reconoce su carácter discursivo y, en esa medida, su valor simbólico más que real, unívoco y objetivo. En esta última orientación, como plantea Santamarinas y Marinas (1994), “las historias de vida están formadas por relatos que se producen con la intención de elaborar la memoria [y no “la” historia] y transmitir una memoria, personal [y]o colectiva, que hace referencia a las formas de vida de una comunidaden un período histórico concreto [y no “toda” “la” historia]…[Más aun, sistienen que] las historias de vida no preexisten a este proceso [de investigación], se produce en él, aunque las formas del contexto oral (la historia oral) vengan refiriendo (o silenciando) aspectos, sagas y relatos que luego se articulan en las historias que recogemos. [Las historias, en este caso relatos orales, de vida] se van haciendo a medida que la investigación avanza según sus objetivos, sus hallazgos y sus límites. Y tampoco sus referentes son precisos, sin que por ello se pueda decir que son falsos. Parece más bien estar dirigidas a orientar la vida y la acción de quienes las narran” (pp. 258). En este sentido, Fraser (1971, en Santamarinas y Marinas, 1994) exige a la historia oral abordar el acontecimiento social sin cosificarlo, tratando de abrirlo a sus planos discursivos: es el valor subjetivo – y no el objetivo – el más original, ya que la historia de vida permite que el fenómeno social exista y devenga por entre los sentidos de una comunidad y época específica. Se ha llegado a plantear el valor de las historias de vida mas como experiencia de enunciación, muchas veces de sujetos/colectivos sin voz, que como documento histórico. El sentido del tiempo histórico y el sentido de las historias se ven sometidos a variados procesos de construcción, reelaboración y, en la acepción más propia del término, de ficción cuando la investigación busca atender a los proceso de construcción y reconstrucción de identidades individuales, de grupo, de género, de clase en nuestro contexto social (Santamarinas y Marinas, 1994).
En atención a lo expuesto, se ha optado por la noción de relato oral o historia oral de vida mas que por la noción clásica de historia de vida ya que no sólo se adecúa con la necesidad de indagar el mundo de sentido que articula la identidad en contextos de pobreza sino porque también se corresponde de manera más consistente con el diseño cualitativo elegido. Por eso la noción de entrevista (individual abierta semidirectiva, en términos de Ortí, 1990) con enfoque biográfico (como relato oral o historia de vida oral).
El enfoque biográfico concentra el proceso de entrevista, como plantean Márquez y Sharif (1999), en la vivencia singular de lo social, expresada en la comprensión del sujeto en el quehacer cotidiano de negociación de condiciones sociales y culturales para sí, representando una via para reconstruir lo general a partir de lo específico, inductivamente.
La narración basada en la experiencia vital abre espacio para nuevas formas de interpretación de los procesos sociales e invita a pensar la sociedad desde el margen, rompiendo con la mirada estigmatizada de los sondeos de opinión y las grandes encuestas; abriendo una puerta a quienes, fijados en el estigma, permanecen en silencio (Márquez y Sharif, 1999), situación característica de la población pobre. En esta dirección una primera cuestión a establecer es que, como plantea Bengoa (1999), la historia de vida, en tanto testimonio, es irrebatible; puede que no sea sea representativa de la historia grupal, o de la cultura, o que no es objetiva frente a los hechos relatados, pero lo que no puede desconocerse es que esa historia es la historia vivida, sentida o interpretada por quien la relata.
Establecido lo anterior, una segunda cuestión a considerar, de naturaleza técnica, se refiere a que quién investiga, aunque no sepa nada de determinada realidad, desde una perspectiva metodológica y lógica, debe reconocer que otro le dice lo que él cree que es esa realidad, expresión materializada en un nuevo texto, el cual debe ser tratado, por tanto, como una subjetividad, pero una subjetividad objetivada en un texto. Puede analizar ese texto subjetivo como si fuera un “hecho objetivo”. En esta paradoja se encuentra la potencia de los a porte de las historias de vida al enfoque biográfico, aunque también la base crítica de su análisis (Bengoa, 1999).
En términos operativos, para la realización de entrevistas en el formato señalado hay que considerar algunos criterios que deben combinarse con los derivados del enfoque biográfico. Lo primero es reconocer, como plantea Goetz y Le Compte (1988), la existencia de diversas tipologías de pregunta según la clase de datos que se pretende recoger. Así, citando a Patton (1980), clasifican a las preguntas en 6 categorías:
1.- preguntas sobre experiencia y comportamiento, que descubren lo que los respondientes hacen o han hecho,
2.- preguntas sobre opiniones y valores, que descubren las creencias de los respondientes acerca de sus conocimientos y experiencias,
3.- preguntas sobre sentimientos, que descubren como los respondientes reaccionan emocionalmente a sus experiencias y opiniones,
4.- preguntas sobre conocimientos, que descubren lo que los respondientes saben acerca de sus mundos,
5.- preguntas sobre lo sensorial, que suscitan descripciones de los respondientes de qué y cómo ven, oyen, tocan, gustan y huelen en el mundo que los rodea, y
6.- preguntas demográficas y de antecedentes, con las que se obtienen autodescripciones de los respondientes.
Patton, (en Goetz y Le Compte, 1988), plantea tambien que esta taxonomía sea complementada con dimensiones de tipo temporal: pasado, presente y futuro. “se puede[, por ejmplo,] pedir a los entrevistados que informen de cómo responden emocionalmente a una experiencia en el presente, como respondieron en ciertas épocas del pasado o como esperan responder en algun momento futuro” (pp. 139).
Por otro lado, los mismos autores refieren a Spradley (1979) para informar otra tipología, centrada ésta en el contenido de las preguntas más que en los datos buscados:
1.- preguntas descriptivas, que pretenden obtener una representación o descripción de algún aspecto de la cultura o el mundo del respondiente,
2.- preguntas estructurales, cuyo fin es verificar o componer los constructos con que losrespondientes describen sus mundos, y
3.- preguntas de contraste, con las que se pretende obtener los significados que los respondientes asignan a, y las relaciones que perciben entre, los diversos constructos que utilizan.
En el mismo sentido, continuan - refieriendo ahora a Schatzman y Strauss (1973) – con una tipología que integra la clase de datos esperados y la forma de las preguntas. Schatzman y Strauss dividen las preguntas en cinco tipos:
1.- preguntas de información, que decubren el conocimiento que posee el respondiente de los factores de una situación social, precedidas normalmente de interrogativos como quién, qué, cuándo, dónde y cómo,
2.- preguntas de abogado del diablo, que descubren lo que los respondientes consideran temas controvertidos,
3.- preguntas hipotéticas, que estimlan la especulación del respondiente en torno a ocurrencias alternativas,
4.- preguntas de postular el ideal, que descubren valores del respondiente y
5.- preguntas proposicionales, que revelan o verifican las interpretaciones del respondiente.
En este afan de categorización de preguntas existe un último tipo, relevado por Lofland (1971, en Goetz y Le Compte, 1988): preguntas que generan respuesta evasivas o que son ignoradas ya que no sólo resultan significativas los contenidos manifiestos en las preguntas respondidas sino que tambien lo que el entrevistado no dice; con frecuencia las omisiones revelan datos sociales significativos.
Un segundo aspecto a considerar en la construcción de entrevistas, plantea este autor, se refiere a la estructura y secuencialización del cuerpo de preguntas. Los formatos generales de lo guiones varían, de acuerdo a Denzin (1978, en Goetz y Le Compte, 1988), con relación a dos dimensiones: estructura y estandarización; algunos protocolos se basan en la improvisación y otros están cuidadosamente cons. Así, por ejemplo, ciertos investigadores emplean sus guiones solamente para ensayar la entrevista; otros se basan estrictamente en ellos para realizar la entrevista. Los guiones tambien difieren en la forma en que las preguntas son formuladas, las cuestiones exploratorias utilizadas y las oraciones y preguntas organizadas y secuencializadas.
En este marco se puede, sin embargo establecer ciertos criterios operativos:
1.- para fines cualitativos, no distributivos, elaborar preguntas abiertas, no dicotómicas (tendiente a respuestas del tipo si o no), en lenguaje sensillo y próximo a la “jerga” propia de la categoria de respondiente con el que se trabaje (Patton, 1980 y Pelto y Pelto, 1978; en Goetz y Le Compte, 1988).
2.- la obtención de insumos para el proceso anterior implica una fase de exploración previa con sujetos de la categoria de respondientes relevante para un estudio determinado.
3.- elaborado el pool de preguntas, realizar una aplicación piloto para verificar la eficacia de las preguntas en su redacción y secuencia. Esto puede hacerse con una muestra “blanca” (respondientes de la categoría de interés o de otras categorías asimilables), como ensayo con los entrevistadores o mediante verificación o juicio de expertos (Harrington y Gumpert, 1981; en Goetz y Le Compte, 1988).
4.- cabe señalar que - no obstante prescribirse el empleo de preguntas alusivas a una sola idea (Patton, 1980; en Goetz y Le Compte, 1988) - resulta estratégico integrar preguntas complejas o ambiguas para obtener variedad de respuestas o detectar significados e interpretaciones conflictivas o contradictorias de los respondientes (Pelto y Pelto, 1978; en Goetz y Le Compte, 1988).
5.- se considera contraproducente realizar preguntas inductoras, que evidencian explicita o implicitamente juicios de valor que condiciones o restringen la libertad del respondiente para responder. Sin embargo, una pregunta inductora bien formulada se asimila a las preguntas de tipo “abogado del diablo” recomendadas por Schatzman y Strauss (1973, en Goetz y Le Compte, 1988).
6.- está contraindicado por ineficaz realizra preguntas precedidas del interrogativo por que ya que suelen terminar siendo ambiguas, presuponiendo algo y a menudo resultando demasiado abstracta para obtener datos concretos (Patton, 1980; en Goetz y Le Compte, 1988).
7.- se recomienda organizar las preguntas a partir de enunciados que comuniquen al respondiente los propósitos y el camino que va a seguir el entrevistador antes de iniciar la entrevista o a lo largo de ésta. Lofland (1971, en Goetz y Le Compte, 1988) subraya que las entrevistas discurren con mucha facilidad cuando van antecedidas por una breve explicación, grantías de que la identidad del entrevistado no va aser revelada y una declaración de cómo el investigador espera que se desarrolle la entrevista, explicando los cambios de foco de la entrevista para que los respondientes puedan adaptar su pensamiento a las variaciones que se vayan produciendo.
8.- la organización de la secuencia de preguntas deben considerar cuando menos la exaustividad de las respuestas, minimizando al mismo tiempo la repetitividad, fatiga y aburrimiento del respondiente. Esto se expresa en la práctica de entrevistadores que ignoran preguntas del guión que ya han sido repondidas en forma fortuita, lo que en entrevistas largas y temáticamente amplias ocurre con frecuencia.
9.- diversos autores prescriben comenzar la entrevista con preguntas demográficas, basándose en que resultan sencillas de contestar y sirven para introducir gradualmente al respondiente en temáticas más difíciles, dejando para momentos intermedios o finales de la entrevista preguntas complejas, controvertidas o difíciles, cuando se ha establecido ya un buen grado de rapport y despertado el interés del respondiente. Sugieren comenzar la secuencia con preguntas descriptivas y referidas al presente y continuar con las más complicadas, relativas a emociones, creencias y explicaciones (Patton, 1980; en Goetz y Le Compte, 1988).
10.- Schatzman y Strauss (1973; en Goetz y Le Compte, 1988) destacan el cuidado de asuntos logísticos como el tiempo o duración de la sesión, que depende de la cantidad de datos requerido y de las condiciones para establecer rapport; número de sesiones necesarias para completar la entrevista, según se necesite interrumpir de vez en cuando una actividad que de otra forma sería agotadora; el escenario o localización de la entrevista, ya que en el caso de historias de vida se requiere entornos familiares, íntimos, en los que el respondiente se sienta en confianza; la identidad de los individuos implicados o quienes son los entevistados y los entrevistadores y cuantos hay presente en cada sesión, una entrevistado y nunca mas de dos entrevistadores por sesión ya que se interfiere el rapport; y el estilo de los respondientes o modos comunicativos característicos del grupo al que se va a realizar la entrevista, que pueden variar desde intercambios semi hostiles, pasando por diálogos emocionalmente neutros pero cognitivamente intrincados, hasta la exploración empática de los traumas personales de la práctica terapéutica contemporánea.
11.- con relación al proceso o situación de entrevista Taylor y Bogdan (1996) plantean algunas prescripciones para facilitar su discurrir: no emitir juicios categóricos para evitar romper la confianza del entrevistado y responder recíprocamente con quien ha tenido confianza para abrirse sin esperar críticas y descalificaciones; permitir que la gente hable, reducirendo las intervenciones del entrevistador y no interrumpiendo al respondiente aunque no estemos interesados en en el tema que toca; prestar atención, comunicar interés por lo que se está conversando y reconocer el momento apropiado para hacer las preguntas; y ser sensible a los efectos de gestos y preguntas de modo de corregir y virar para recuperar y fortalecer la confianza.
*texto en el marco del estudio Identidad y Pobreza: Nuevas relaciones en un contexto transnacional
**Licenciado en Psicología, Mg(c) en Desarrollo Regional y Local. Director de Proyectos AXXIONA Desarrollo Humano
***Licenciado en Psicología, Mg(c) en Desarrollo Regional y Local. Directora de Operaciones AXXIONA Desarrollo Humano

[1] La posición del prescriptor de los grupos, tanto en la realización (pero sin participar en ellos), cuanto en la posterior labor analítica, prefigura lo que ha denominado Ibáñez (1988) como ese tercer término que supere la antítesis entre los puntos de vista etic y emic.
[2] “Freud observó que situaciones vividas por el analizante – generalmente en la infancia – eran transportadas o transferidas a la situación de análisis. Lacan interpretó la transferencia como efecto de la no respuesta del analista a la demanda del analizante. El analista aparece ante el analizante como sujeto – supuesto – saber: aquel que va a contestar a sus preguntas y va a resolver sus problemas. En el análisis la cura es la reabsorción de la transferencia: cuando el analizante comprende que las preguntas no tienen respuesta, ni los problemas solución, definitivas la relación asimétrica se resuelve en simétrica” (Ibañez, J. 1990. pp. 494).

sábado, 10 de febrero de 2007

INCONSISTENCIAS EN LA POLÍTICA DE TRABAJO CON POBREZA

Francisco J. Cabellos M.*
Pamela A. Luna B.**
PROBLEMATIZACIÓN GENERAL
La región de La Araucanía se ha mentenido en forma consistente como la región más pobre del país durante los últimos quince años según los datos de la serie de mediciones realizadas mediante la Encuesta de Caracterización Socioeconómica Nacional, CASEN (MIDEPLAN, 1998). Recientemente, de acuerdo con los resultados 2003 de la misma encuesta, se ha estimado que un 18,8% de la población nacional se encuentra en situación de pobreza, en tanto que en la región de La Araucanía este problema alcanzaría al 29,0% de sus habitantes, magnitud 50% mayor que la proporción nacional, clara evidencia de la incidencia distintiva de este problema en la región. Esta dinámica inequitativa, asimétrica, se confirma si se considera – a partir de la misma encuesta - que del total de la población pobre nacional un 8,7% se encuentra en La Araucanía cuando el porcentaje de la población nacional que habita la región es de sólo el 5,7% (INE, 2005). Más aún, esta asimetría no sólo se verifica sino que se incrementa en términos relativos, aun cuando los datos brutos muestren cierto progreso en los indicadores de pobreza (MIDEPLAN, 2003), ya que la proporción del total nacional de población pobre que se ubicaba en la región el año 1998 era cercano al 0,6%, representando un 34% de la población regional (MIDEPLAN, 2000), cifra significativamente inferior al 8,7% de la población pobre nacional ubicada en la región en 2003. Por otro lado, mientras a nivel nacional se ha reducido la pobreza en aproximadamente un 50% dede 1990, en la región sólo se ha reducido en al rededor de cinco puntos porcentuales, resultado similar o inferior al crecimiento vegentativo de la población y la actividad económica regional.

Si se compara con las demás regiones del país las que más concentran la población pobre nacional son la Metropolitana y Octava, con cerca del 50%, seguidas luego por la Quinta, la Novena y la Décima, última y antepenúltima con una población mayor que la penúltima. En este sentido, la región de la Araucanía, Novena, es la que contiene la mayor proporción de la población pobre del país si se excluyen las regiones más grandes, no obstante ser una región pequeña en términos de extención territorial y población.
cuadro: proporción de población pobre nacional ubicada en la Araucanía en http://identidadypobreza.blogspot.com/2007/02/proporcin-de-la-poblacin-pobre-nacional.html
Estos antecedentes constituyen evidencias suficientes para sostener no sólo la específicidad y agudeza de la problemática de la pobreza en esta región sino que tambien el fracaso de los enfoques y prácticas implementadas para responder a ella. Estos enfoques han tenido un énfasis econométrico, expresado en una concepción predominante de pobreza como condición que se actualiza cuando no se logra acceder a un conjunto de recursos materiales, monetarios y de otro tipo, considerados como mínimos necesarios para asegurar la pervivencia de la población y su adecuada integración social, y que representarían una “línea” crítica o Linea de la Pobreza (Olavarria, 2001). En esta perspectiva, la política pública se ha enfocado en facilitar las condiciones para que las personas afectadas por esta situación puedan superar esa linea, lo que - consistente con un enfoque econométrico - se logra con políticas orientadas al crecimiento económico y la integración de estos sectores “desventajados” a través del empleo que dicho crecimiento provee o “chorrea”, situación que raras veces ocurre, demandando además una serie de condiciones complejas que superan largamente la sola estrategia de crecimiento económico.
En esta perspectiva, la política pública se ha enfocado en facilitar las condiciones para que las personas afectadas por esta situación puedan superar esa linea, lo que - consistente con un enfoque econométrico - se logra con políticas orientadas al crecimiento económico y la integración de estos sectores “desventajados” a través del empleo que dicho crecimiento provee o “chorrea”, situación que raras veces ocurre, demandando además una serie de condiciones complejas que superan largamente la sola estrategia de crecimiento económico.
Aún cuando en los últimos diez años se ha ido complementando progresivamente esta estrecha y rígida concepción de la Pobreza con diemnsiones socioculturales y psicosociales como lo ha hecho la Fundación Nacional para la Superación de la Pobreza y el FOSOS (Fondo de Solidaridad e Inversión Social), cuya misión específica dentro del estado para éste último es abordar la problemática de la pobreza, sigue reconociéndose rasgos de los enfoques que han demostrado su ineficacia en el tiempo.
COORDENADAS PARA LA IDENTIFICACIÓN DE INCONSISTENCIAS
La Fundación Nacional para la Superación de la Pobreza introduce un enfoque basado en necesidades, oportunidades y derechos. Instala una discusión en torno a los mínimos sociales que permitan el ejercicio de ciertos derechos económicos para todos los chilenos y chilenas como umbrales de ciudadanía en cada uno de los ámbitos de integración social: salud, educación, vivienda, participación, protección y seguridad social. Asimismo, considera aspectos subjetivos y psicosociales vinculados a situaciones de baja autovaloración personal, sentimiento de inseguridad e incertidumbre, desesperanza, etc., cualidades determinantes al momento de ejercer derechos y aprovechar oportunidades. De acuerdo a la doctrina de esta fundación la pobreza es mucho más compleja que la falta de dinero para consumir una cierta magnitud de canasta básica de alimentos y bienes básicos, cubriendo diversas dimensiones de la vida de las personas como trabajo, ingresos, participación de la institucionalidad pública e integración comunitaria y social, superando el mero enfoque centrado en necesidades para integrar también los recursos, capacidades y potencialidades personales, sociales, patrimoniales, políticas y ambientales que existen en las personas afectadas y sus entornos (Fundación para la Superación de la Pobreza, 2005). Instala las bases para considerar lo que se entiende como activos o capital social, promoviendo un abordaje complejo y multidimensional de las estrategias de solución.
El Fondo de Solidaridad e Inversión Social, en tanto, define su misión como “Contribuir en el esfuerzo del país para la superación de la pobreza, aportando respuesta originales en temas, áreas y enfóques de trabajo complementarios a los que abordan otros servicios del estado” (FOSIS, 2005), mientras que dentro de su visión aspira a que “los grupos de interés final con que se trabajó se apropien con orgullo de su futuro y mejoren sus condiciones de vida gracias al esfuerzo y el apoyo que les brinda la sociedad y el estado” (FOSIS, 2005). En este contexto, define como objetivos estratégicos “contribuir al aumento de los ingresos, desarrollo del capital humano, social y mejoramiento del entorno, que permitan mejorar las condiciones y calidad de vida de los diversos grupos de beneficiarios (as), a través del financiamiento de proyectos de intervención, en complementariedad con otros actores públicos y privados [; y] contribuir con soluciones innovativas que permitan la superación de la pobreza, para resolver los problemas y manifestaciones de la pobreza e indigencia en el país, realizando estudios para su adecuada superación, y diseñando e implementando iniciativas pilotos” (FOSIS, 2005).
Para materializar lo anterior interviene en tres ámbitos: económico productivo, social e innovativo. El primero se operacionaliza mediante los Programas de Apoyo al Microemprendimiento, Apoyo Actividades Económicas en Sectores en Condición de Pobreza, Chile Emprende, Apoyo a la Produción Familiar para el Autoconsumo. El segundo ámbito de intervención se operacionaliza mediante los Programas Puente, Desarrollo Social, Nivelación de Competencias Laborales, Un Barrio para Mi familia, Promoción de la Participación (Liderazgo y Autogestión), Aquí Yo Hablo, Habitabilidad / Chile Solidario (FOSIS, 2005). La mayoría de estos programas convergen en la población focalizada en el Programa Puente / Chile Solidario, compuesta por el grupo de personas indigentes o correspondiente a lo que se ha denominado pobreza “dura”, con las que la política de superación de la pobreza ha tenido menores avances.
Este diseño programático responde al nuevo enfoque de “Manejo Social del Riego” propuesto por el Banco Mundial y asumido por el FOSIS en un proceso de reingeniería llevado adelante durante 2002 para mejorar los índices de desempeño que con el diseño anterior habían tocado techo. Los cambios más relevantes que busca sustentar la aplicación de este enfoque tienen que ver con pasar de una modalidad de “fondo abierto” a uno de “fondo que financia soluciones específicas” en temas definidos como altamente significativos y pertinentes para superar la pobreza en detreminados territorios del pais, desarrollar un sistema de gestión de la información que permita hacer más eficaz la focalización y localización de las intervenciones y condicionar desde el inicio las intervenciones a resultados en distintas etapas de su implementación (FOSIS, 2002). Estos desafíos ímplican complementar la misión de intervenir en la situación de pobreza de las personas con la claridad en cuanto a sobre que aspectos intervenir y con quienes, ya que la pobreza es un fenómeno multicausal, multidimensional y complejo de abordar. En este contexto y desde la perspectiva del manejo social del riesgo, la hipótesis de intervención del FOSIS considera que “La superación de las condiciones de pobreza puede lograrse, en la medida que un manejo adecuado de los principales riesgos a los que son especialmente vulnerables las personas pobres, les permite enfrentar con éxito las principales tareas y funciones que tienen en relación a su etapa vital, o a la función social que cumplen, estando así en condiciones de aprovechar las oportunidades de desarrollo que el país le ofrece a la sociedad en su conjunto” (FOSIS, 2002. pp. 7) .
El modelo de Manejo Social del Riesgo (MSR) asume que personas, familias y comunidades son vulnerables a riesgos de orígen natural (terremotos, inundaciones y enfermedades) o producidos por el hombre (desempleo, deterioro ambiental, guerras, etc.) los cuales se incrementan o disminuyen dependiendo de las herramientas que personas, familias y comunidades dispongan para enfrentarlos (Holzmann y Jorgensen, 2000).Esta es la dimensión de “menejo social”, a cuya gestión sirven conceptos como los de “capital social” o “activos” de los pobres (Atria, 2002; Larrañaga, 2000, respectivamente). En términos generales, Bebbington concibe el capital social como el contenido de ciertas relaciones e instituciones sociales, caracterizadas por conductas de reciprocidad y cooperación y retroalimentadas con actitudes de confianza (Arriagada, 2005).
Este modelo de intervención demuestra un avance en la dirección de una comprensión y abordaje multidimensional y complejo de la pobreza, en la dirección que también lo ha hecho la Fundación Nacional para la Superación de la Pobreza. En este sentido, se asume lo que desde hace cerca de 10 años ya se consignaba en los estudios y ensayos sobre pobreza. La Fundación SUR (1995), de reconocida experticia en estos asuntos, señalaba - a propósito de su trabajo en el Programa de Pobreza y Políticas Sociales – las nuevas formas de pobreza que configuran el carácter heterogéneo del fenómeno, sosteniendo la existencia de una pobreza absoluta, relacionada con la carencia de medios básicos para sobrevivir, la que, no obstante, no refiere a lo que generalmente se identifica y aborda como pobreza (salvo situaciones extremas), aludiendo este concepto mas bién a una pobreza relativa.
En la medida que se produce crecimiento económico, acceso a nuevos bienes y servicios, modernización de las relaciones económicas y sociales, las carencias se vuelven complejas haciendo la pobreza más heterogénea. Hay áreas de pobreza tradicional, donde el crecimiento económico no suele llegar, quedando suspendidas en el tiempo sin servicios ni bienes modernos. Sin embargo, las consecuencias de la pobreza moderna no alcanzan estos apartados lugares en forma tan determinante. Muchas veces a pesar de la miseria material se conservan formas antiguas de convivencia y sociabilidad que permiten sostener una calidad de vida que ya se quisieran quienes sufren los efectos directos de la modernidad. La pobreza actual es diferente, heterogénea, en ella conviven sectores de “pobres modernos” que son insensibles a los efectos de las políticas sociales, al aumento de plazas en el mercado de trabajo, incluso al crecimiento económico, es la “Pobreza dura”. Son personas y familias antecedidas por generaciones con reiteradas experiencias frustradas de integración social a partir de las cuales conformaron con el tiempo, en términos de Oscar Lewis, un tipo de “subcultura de la pobreza”. Poseen fuerte identidad, hablan un lenguaje propio, menosprecian a los “integrados” al sistema, teniendo orgullo de ser marginales, condición incomprensible para el observador externo. Son la gente que se rearticuló en la simple supervivencia. También existe la pobreza que es “sensible” a las políticas sociales, a las variaciones en el empleo, a los planes de capacitación, a los aumentos en los salarios, y afecta a personas que buscan una oportunidad, que no quieren ser pobres ni identificarse con la pobreza, buscando distinguirse del grupo de los pobres permanentes; quieren que sus poblaciones sean bien consideradas, seguras, quieren el progreso, quieren vivir bien; están dispuestos a realizar todos los esfuerzos, ahorros incluso, para ello. Es un sector de pobreza que busca la integración al sistema, que confía en las posibilidades de movilidad (SUR, 1995).
Retomando el argumento que reconoce el avance en la conceptualización y abordaje de la pobreza, parece evidente que los planteos de la Fundación Nacional de Superación de la Pobreza tanto como del FOSIS asumen y contienen estas formas modernas, heterogéneas, que configuran el fenómeno de la pobreza en la actualidad. Sin embargo, cuando se observa la forma de operacionalizar estas propuestas sigue identificándose su supeditación a criterios y racionalidades económico productivas reconceptualizadas a partir de estas nuevas categorías. Esto puede reconocerse en el auge que al concepto de Responsabilidad Social Empresarial ha dado la Fundación Nacional para la Superación de la Pobreza como base de una estrategia de integración del sector privado en la superación de la pobreza, énfasis que se reconoce en las presentaciones de sus operadores técnicos en el IV Encuentro de Estudios Regionales organizado por Red Sinergia Regional (2006). O como ocurre con la localización y focalización de los programas FOSIS en la Araucanía, en la que parte importante se asocia a las definiciones de “clusterización” de la Estrategia de Desarrollo Regional, en la que se han específicado determinados territorios con relación a su “vocación” porductiva; basicamente turística (Araucanía Andina), forestal (Cordillera de Nahuelbuta), pequeña y mediana agricultura (Vergel del Sur – valle malleco) y hortícola (Valle Araucanía – valle cautín). Lo anterior en vistas a concretar tres grandes desafíos: acrecentar y consolidar el crecimiento económico regional, lograr una mayor equidad social, étnica y territorial y reducir la pobreza (Gobierno Regional de la Araucanía y GTZ, 2006).
Una revisión extensa de los antecedentes planteados deja en evidencia - además del énfasis económico productivo del enfoque para abordar la pobreza - un sesgo privatizante de ella, no sólo en el financiamiento de sus intervención sino que también en la asignación del locus de ésta. Ya no son las condiciones de riesgo – siguiendo los conceptos del FOSIS y el Banco Mundial - los fundamentos de la pobreza, de los que debía hacerse cargo el estado o la sociedad en la tradición pública, sino que son los recursos que las personas tienen para hacer frente ellos mismos a esos riesgos. El estado, o la sociedad en general, no se encargaría de modificar las condiciones que generan determinados riesgos, sino sólo de promover, ni siquiera entregar, recursos, “activos”, capital social para que las propias personas puedan enfrentar esos riesgos de modo que no vulneren o excluyan del acceso a ciertos rerechos ciudadanos, los que serían, en última instancia, responsabilidad de las propias personas ejercer.
Este giro es consecuencia de lo ocurrido en los últimos veinte años en los que se ha instalado la convicción que los estados de bienestar, socialistas o capitalistas, se hacen inviables, requiriendo de la privatización para sostener su subsistencia. Se privatiza la producción, la educación, la vivienda, la salud, la alimentación, en fin, todo aquello que permita la reproducción de la población. Lo último que queda es la privatización de la pobreza. La responsabilidad de los pobres reside en ellos mismo (sus activos y capital social para manejar el riesgo) y las decisiones que tomen los privados (Responsabilidad Social Empresarial), por la piedad, el altruismo o la solidaridad. El problema escencial es la progresiva supresión de la responsabilidad social (SUR, 1995).
Se plantea así una brutal inconsistencia: enfrentar un fenómeno estructural en la sociedad desde una perspectiva individual o, a lo sumo, en un nivel territorial local, cediendo ámbitos de responsabilidad y tuición sobre el problema desde el estado al sector privado, cualidades que justamente vienen a explicar la conformación de la pobreza moderna.
Un efecto operativo que refuerza la inconsistencia señalada tiene que ver con la atomización, expresada en la acotada focalización, localización y sectorización del abordaje del problema, situación que - si bien facilita una diversidad de experiencias - genera contradicciones, descoordinaciones e inconsistencias, que terminan siendo instrumentales a ciertas influencias y objetivos políticos que terminan conduciendo su perfil y operación, como en el caso descrito del alineamiento de los programas de FOSIS con los intereses de desarrollo económico que sustenta la estrategia de desarrollo regional en la región de la Araucanía.

Pistas en cuanto a lo señalado entrega la evaluación nacional de satisfacción usuaria realizada a nivel nacional por FOSIS en 2001, en la que se verifica las evaluaciones más bajas en los programas de reinserción laboral y empleo y en el programa de fomento productivo, no así en los programas de formación de capital social como el de nivelación de competencias laborales - conceptualizado por los usuarios como “educación” – y el de desarrollo social (FOSIS y Seach Merketing, 2001). En este sentido, desde la visión de los usuarios resulta evidente que los programas fundados en las personas y en dimensiones socioculturales y comunitarias son reconocidas más eficaces que los programas fundados en enfoques predominantemente económico productivos.

El aspecto más crítico en el programa de re inserción laboral es el bajo nivel de remuneración alcanzado por los usuarios con posterioridad, incidiendo en forma nula sobre la situación socioeconómica original, pobre. El programa de fomento productivo, en tanto, resulta ineficaz por su carácter burocrático y estructura de información compleja (FOSIS Y Seach Merketing, 2001), lo que redunda en errores y fracasos que desincentivan los emprendimientos, resultado paradojal pensando que este programa busca jutamente lo opuesto, incentivar el emprendimiento.Por el contrario, el programa de desarrollo social, uno de los mejor evaluados, es criticado en aspectos éspecíficos vinculados a la falta de recursos y seguimiento (FOSIS Y Seach Merketing, 2001), es decir por la escasa instalación de medios de sustentabilidad, cualidad deseada por los beneficiarios.
El programa de nivelación de competencias laborales, tambien evaluado en forma satisfactoria, encuentra sus críticas en los bajos sueldos que se consige luego se su aplicación y la en desmotivación progresiva de los participantes por información inconsistente y escasa, mala atención y programación de las actividades por parte de los monitores (FOSIS Y Seach Merketing, 2001).

Estos antecedentes demuestran como, aun cuando desde las elites político técnicas se utilice una reconceptualización en base a conceptos como los de capital social o manejo social del riesgo para seguir enfatizando el dominio económico productivo para abordar la pobreza, desde la perspectiva de los usuarios, desde los pobres, lo útil y reconocido como necesario y satisfactorio se relaciona con cuestiones de tipo sociocultural y comunitario, justamente las que pretenden introducir los conceptos de capital social o manejo social del riesgo. He aquí otra evidencia de inconsistencia.

Este contrasentido, a pesar de los conceptos introducidos en el debate durante los últimos diez años, se explica claramente por el reconocimiento de la pobreza como un concepto relativo, respecto del cual es un observador externo – generalemente de alta ascendencia en la estratificación social del poder - el que determina las carencias de un grupo humano, sector o territorio (SUR, 1995). Evidencia de ésto es que los beneficiarios pobres de los programas del FOSIS conocen de éstos sólo en una proporción cercana al 10% en sus juntas de vecinos, es decir desde sus pares y organizaciones propias, siendo en el 50% de las veces conocidos por la operación en el territorio de la municipalidad y las ongs. Sin embargo, cuando se opera una entrada desde los pobres se verifican las inconsistencias de tales diseños.
ESTRATEGIA PARA REDUCIR LA INCONSISTENCIA CRÓNICA EN EL ABORDAJE DE LA POBREZA MODERNA
Habiéndose descrito en forma general los rasgos de lo que se ha denominado inconsistencia de la política de abordaje del fenómeno de la pobreza, se plantea, no obstante, que los mismos conceptos integrados en los modelos de Capital Social y Manejo Social del Riesgo vienen a dar luces sobre su resolución: montar el foco en torno al fenómeno de Identidad Colectiva que - en el contexto de una sociedad post industrial económicamente, postmoderna culturalmente y post nacional políticamente - se instala como una identidad compleja, al modo de los planteos de los teóricos de los nuevos movimientos sociales. En torno de esta identidad compleja es posible lograr compensar el sesgo declinante de la responsabilidad social y la privatización de la pobreza, ya que implica en si misma una orientación colectivizante y con connotaciones de articulador social; provee una guía de empoderamiento en los actores para influir sobre el orden social y no ser sólo un receptor pasivo, un seudoactor conducido por el estado o, lo que es peor, por los intereses conómico productivos privados. Este proceso rompe por ello la riesgoza verticalidad de la mirada sobre la pobreza, permitiendo una referenciación desde abajo, los actores, los pobres. Asimismo, facilita la articulación de los mejores elementos del enfoque basado en el capital social y manejo social del riesgo y compensar sus externalidades negativas. Lo mismo ocurre con la desarticulación eventual de un enfoque altamente focalizado, localizado y sectorializado, como el que se encuentra en aplicación. Esta identidad colectiva compleja, que va a denominarse en este trabajo Identidad Glocal, viene a representar el sustrato en que que se integran de forma simbólicamente significativa los elementos de la discusión sobre pobreza para permitir la resolución de la inconsistencia descrita antecedentemente.
Para formular esta relación se parte por reconocer el origen del concepto Capital Social, que - como plantea Serrano (_____) - está en la categoría de “habitus” propuesta por Bourdieu a partir del cual concibe las prácticas sociales como construcciones sociales que pueden ser reguladas por los individuos, generando sistemas de códigos preferentes y estímulos para la acción. La acción sostenida y compartida colectivamente delimita ámbitos de acción aceptados como válidos, a partir de los cuales las personas construyen su espacio cultural y social. Asociado a este concepto utiliza la noción de Capital Cultural para referir a los recursos simbólicos y sociales que poseen las personas en tanto miembros de determinados colectivos. En la actualidad el concepto de Capital Social ha sido entendido a partir de su función, por su utilidad, o por sus condicionantes; otros lo usan como descriptor de ciertas relaciones de movilización de relaciones sociales en tanto que otros como resultados de éstas; unos como stock o acumulación de relaciones de confianza y reciprocidad y otros como flujo de relaciones e intercambio. No obstante ello, como plantea la misma autora, algunas cualidades comunes pueden reconocerse: es un intangible, y por ello difícil de medir; considera aspectos subjetivos, valóricos y culturales, como expectativas, creencias y valores respecto al otro y a las posibilidades de actuar en común; se asocia a los conceptos de confianza, reciprocidad y cooperación; supone la noción de recursos o activos que amplian las oportunidades; se enmarca por un conjunto de reglas formales o informales que, internalizadas y repetidas, se convierten en formas de institucionalidad; genera beneficios individuales y sociales; constituye un bien público, no es propiedad de nadie en particular y nadie puede llevárselo o manipularlo a voluntad; su uso reiterado no contribuye a menguarlo o extinguirlo, sino a acrecentarlo: la reiteración de la experiencia produce más confianza y ésta, a su vez, mayores intercambios y beneficios.

Una cantidad importante de estas cualidades estan contenidas de forma integrada y consistente en la dinámica de la identidad glocal, como podría reconocerse en la definición báse que para este trabajo considera la identidad colectiva como una definición compartida e interactiva, producida por individuos en interacción, concerniente a las orientaciones de su acción, así como el campo de oportunidades y restricciones en el que tiene lugar su acción (Melucci, 1989). Con un enfoque basado en esta noción de identidad se hace visible, como plantea Bebington (en Arriagada, 2005), una serie de temas invisibles a la vertical mirada de la política y teorías dominantes sobre pobreza, sugiriendo de forma explícita que la dimensión social de la existencia humana puede ser tan importante como las dimensiones económicas; que lo social subyace a cualquier acción económica o política, en esta dimensión se integra acción económica, política y cultural. Más aun, en el nivle de la identidad colectiva se compensa una serie de debilidades planteadas por Serrano (_____) para los modelos de Manejo Social del Riesgo y Capital Social como el capital social negativo, acciones asociativas que debilitan la solidaridad o destruyen ciertas “virtudes” cívicas y debilitan la confianza, operaciones del estado que acompañando intervenciones basadas en el incremento del capital social restan o destruyen capital social en otros ámbitos o dimensiones.
La identidad surge a partir de, como plantea Bengoa (2006), la constatación de la fragmentación y la necesidad de integración en ese contexto. Eso es lo que aporta la noción de identidad al abordaje de la pobreza, una inrefase de naturaleza intercomunicativa, discursiva, que articula sentido y organiza la acción. En esta dimensión se recomponen elementos de cierto ideario común, colectivo, aunque en microorganizaciones, no obstante formas de integración y control social del que disponen las personas en tanto “ciudadanos”. Al ser un proceso de construcción comunicacional, interactiva, discursiva, asigna a ciertos supuestos fundamentales carácter de realidad, a partir de los cuales se establecen distinciones significativas y se organiza la conducta propositiva, delimitando los contenidos compatibles con la constitución de la memoria, interesando el proceso por el que se contruye un discurso identitario que llega a ser expresado colectivamente, introyectado, transformado en propiedad colectiva, en narrativa colectiva, “y finalmente reflejo de lo que se cree que se es y finalmente en lo que se es, identidad” (pp. 38). Esto es lo que de alguna forma implica lo que se ha planteado el FOSIS en su visión cuando aspira a que “los grupos de interés final con que se trabajó se apropien con orgullo de su futuro y mejoren sus condiciones de vida gracias al esfuerzo y el apoyo que les brinda la sociedad y el estado” (FOSIS, 2005).
La Identidad Colectiva, aquí denominada Glocal, constutuye la plataforma para la conformación de capital social y el sistema que opera el entorno social en el menejo del riesgo, autoafirmándose como categoría para el análisis y la acción en contextos de pobreza porque conlleva una dimensión de movilización y articulación social que contrarresta la declinación de la responsabilidad social del estado y la cesión de tuición sobre los asuntos sociales al sector privado. Representa el mecanismo integración en la tendencia fragmentaria de los enfoques, modelos y programas operantes en el trabajo sobre la pobreza.

Proporción de la población pobre nacional en las Araucanía